Guerra franco-prusiana |
Guerra franco-prusiana | ||||||
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Parte de la | ||||||
![]() En la parte superior izquierda: la infantería prusiana durante la | ||||||
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Resultado | Victoria germano-prusiana | |||||
Consecuencias | Fin del Imperio francés e inicio de la Tercera República ( Nacimiento del Imperio alemán ( | |||||
Cambios territoriales | Alemania anexiona | |||||
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La guerra franco-prusiana (en
La guerra franco-prusiana y la
Uno de los contemporáneos de Bismarck, un diplomático italiano, dijo una vez en francés que la mejor política es la política del egoísta. En otras palabras: que el enfoque político óptimo es que cada país persiga sus propios intereses nacionales.Josef Becker, de la Universidad de Augsburgo[6]
La causa fundamental de la guerra es la ruptura del equilibrio de poder que se había establecido en Europa en el
Durante 1868 hubo una crisis más aguda. Ese año, Bismarck intentó construir una nueva y más fuerte unión aduanera con el sur de Alemania (después de haber perdido el
El requisito decisivo de que una guerra contra Francia se convirtiera en una guerra nacional de unificación de Alemania, era que pareciera que la ofensiva no llegara de Prusia.Josef Becker, de la Universidad de Augsburgo[6]
La Francia del Segundo Imperio aspiraba a ocupar una posición de máximo prestigio y poder en Europa. En 1870, París había completado una extensa labor de reestructuración urbana y modernización comenzada en 1852 por
Sin embargo, la posición de Francia en Europa, se vio socavada por la creciente influencia de Prusia; también hubo dificultades internas debido al hecho de que Napoleón III había perdido gran parte de su prestigio en el país. Subvirtió la
A pesar de los problemas políticos internos, la Francia de 1870 había consolidado su posición militar (reforzada por la realización de un proceso de reforma del ejército) mejorada respecto a la de hace tres años, y se veía capaz de lidiar con el conflicto con Prusia. Las presiones del
El detonante final de la crisis fue la candidatura del príncipe
A pesar de dicha renuncia, el Estado francés consideró insuficiente las garantías verbales dadas por Carlos y ordenó desplazar un embajador a
Igualmente, Bismarck había logrado impedir que
Tras el encuentro entre Guillermo I y el embajador francés en Bad Ems en el que el primero se negó en redondo a las peticiones del segundo de que nunca aprobara la candidatura de un Hohenzollern al trono español, Guillermo I ordenó a su consejero privado Abeken que informara por vía telegráfica al canciller Otto von Bismarck. Lo que el rey de Prusia no sabía era que estaba poniendo en manos del «canciller de hierro» la herramienta que le permitiría iniciar la guerra como y cuando deseara. A tal fin, Bismarck redactó un comunicado de prensa en el que supuestamente resumía el contenido del telegrama pero en realidad lo falseaba para que el embajador francés quedara humillado.
Tras el informe del rey, Bismarck redactó el telegrama de Ems, cuyo objetivo era provocar —y lo hizo—. Bismarck se hacía cargo de que si Napoleón III no perdía el trono y la dinastía no llegaba a su fin, el monarca francés no tendría otra alternativa que declarar la guerra a Prusia.Josef Becker, de la Universidad de Augsburgo[6]
El telegrama original decía así:[
"Su Majestad el Rey me escribe:
"M. Benedetti me interceptó en el paseo a fin de exigirme, insistiendo en forma inoportuna, que yo le autorizara a telegrafiar de inmediato a París, que me comprometería, de ahora en adelante, a abstenerme de dar mi aprobación para que se renueve la candidatura de los Hohenzollern. Rehusé hacer esto, la última vez con cierta severidad, informándole que no sería posible ni correcto asumir tales obligaciones (para siempre jamás). Naturalmente, le informé que no había recibido ninguna noticia aún y, ya que él había sido informado antes que yo por la vía de París y Madrid, él podía fácilmente entender por qué mi gobierno estaba otra vez fuera de la discusión. Desde entonces, Su Majestad ha recibido noticias del príncipe (padre del candidato Hohenzollern al trono español). Su Majestad ya había informado al conde Benedetti que estaba esperando este mensaje; mas, en vista de la exigencia arriba mencionada y en consonancia con el consejo del conde Eulenburg y mío, decidió no recibir de nuevo al enviado francés, sino informarle a través de un ayudante, que Su Majestad había recibido, ahora, confirmación de las noticias que Benedetti ya había recibido de París y que él no tenía nada más que decir al embajador. Su Majestad deja a juicio de Su Excelencia comunicar o no, de manera inmediata, a nuestros embajadores y a la prensa, la nueva exigencia de Benedetti y el rechazo de la misma".
Bismarck, por su parte, "resumió" así el contenido del telegrama:
"Después de que los informes acerca de la renuncia del príncipe heredero de Hohenzollern fueran oficialmente transmitidos por el Gobierno Real de España al Gobierno Imperial de Francia, el embajador francés presentó ante Su Majestad el Rey, en Ems, la exigencia de autorizarle a telegrafiar a París que Su Majestad el Rey habría de comprometerse a abstenerse de dar su aprobación para que la candidatura de los Hohenzollern se renueve.
Su Majestad el Rey, por lo tanto, rechazó recibir de nuevo al enviado francés y le informó por medio de su ayudante que Su Majestad no tenía nada más que decir al embajador".
La treta de Bismarck funcionó: el 19 de julio de 1870 Napoleón III le declaró la guerra a Prusia.