Características
Angela Merkel Presidente del partido demócrata cristiano de Alemania, la
CDU, 2014
La Democracia Cristiana es una corriente política personalista comunitaria cuya base es la imagen cristiana del ser humano, su libertad y dignidad física y espiritual intrínseca, y el valor de la comunidad al servicio de las personas concretas, no de fuerzas anónimas colectivas.
La doctrina demócrata-cristiana pone énfasis en las comunidades a las que llama "vitales", que son la familia, la asociación profesional, la nación.[6] Y sus valores básicos son la libertad, la participación democrática y la justicia social en pos de la promoción de las personas que son como un fin en sí mismo, esto es un humanismo integral.
Este pensamiento político, el humanismo cristiano, tiene orígenes en las enseñanzas de Jacques Maritain, Emmanuel Mounier, los pronunciamientos de la enseñanza social católica y la ética social protestante,[7] muy distintos del socialismo cristiano que es socialista, aunque las dos doctrinas dicen estar influidas por las enseñanzas de Jesucristo. Y surgió en el siglo XIX en Europa, y continúa teniendo una fuerte influencia en Europa y Latinoamérica.
En la práctica política, los democristianos han sido calificados como de centroderecha en asuntos económicos, morales y culturales y de centroizquierda asuntos políticos y sociales. La Democracia Cristiana no tiene su origen en el socialismo ni relación alguna con la Internacional, sino en la Doctrina social de la Iglesia. Aunque en muchas ocasiones la democracia cristiana ha aceptado el liberalismo, y comparte la idea de la reducción de impuestos con la intervención estatal, con el fin de acabar con la injusticia social; en general los principios que han regido su matriz se derivan de la idea del Estado del bienestar o Estado social. Por esa razón es frecuente encontrar partidos democristianos en la centro-derecha. La Democracia Cristiana suele sobresalir por su marcado conservadurismo lo que la distingue del progresismo; y su notoria inclinación estatista lo que también la separa del liberalismo económico.
Para la Iglesia católica, la democracia cristiana ha existido desde finales del siglo XIX, cuando el Papa León XIII escribió la encíclica Rerum novarum, una respuesta al socialismo y a los nuevos sindicatos en la cual la Santa Sede reconoció las privaciones del trabajador y se dispuso a aliviarlas.
En su encíclica
Graves de communi sobre la Democracia Cristiana, León XIII definió el concepto como «la acción benéfica, cristiana, en favor del pueblo»; se trataba de un empeño por librarlo y preservarlo de lo que el papa definía como «la peste del socialismo». Esta acción habría de conformarse a la Ley natural y al Evangelio y llevar el sello de toda obra católica, con sumisión a la autoridad eclesiástica.[8]
No obstante, algunos católicos dieron al concepto de democracia cristiana un significado político, distinto del postulado por León XIII. Distanciándose de este otro concepto, en 1910 su sucesor Pío X condenó en su encíclica Notre charge apostolique el movimiento de catolicismo democrático de
Le Sillon. Respecto a la cuestión obrera, en 1931 el Papa Pío XI reafirmaría la posición de la Iglesia católica en la encíclica Quadragesimo Anno.
Aunque hay muchas formas de democracia cristiana, generalmente están de acuerdo en ciertas materias. Su idea del Estado no corresponde a la de los liberales: debe ser descentralizado y estar compuesto de varios conjuntos, pero debe tener una capacidad indiscutible. Los demócrata cristianos creen que la sociedad debe ser responsable de la economía, pero no discuten los principios del capitalismo, creen que debe haber un capitalismo con rostro humano, lo que lo diferencia de la socialdemocracia. La democracia cristiana se parece más al socialismo cristiano en que cree que el deber del Estado es cuidar de sus ciudadanos.
Los democristianos generalmente siguen la posición de la Iglesia católica en temas morales. Sin embargo, la mayoría de ellos ha aceptado el divorcio y el gobierno secular.
La democracia cristiana ha sido más prominente en Italia, Alemania, Países Bajos y América Latina, destacándose Chile, Venezuela y República Dominicana. El primero ha tenido tres presidentes democristianos: Eduardo Frei Montalva (1964-1970), Patricio Aylwin (1990-1994) y Eduardo Frei Ruiz-Tagle (1994-2000); el segundo dos: Rafael Caldera y Luis Herrera Campins; y en República Dominicana Joaquín Balaguer por varios periodos.
En América Central después de años de dictaduras y gobiernos autoritarios algunos de los primeros presidentes civiles electos fueron demócrata cristianos: José Napoleón Duarte (El Salvador, 1984-1989), Marco Vinicio Cerezo Arévalo (Guatemala, 1986-1990). En Costa Rica, han sido electos presidentes por el Partido Unidad Social Cristiana (PUSC) Rafael Ángel Calderón Fournier (1990-1994), Miguel Ángel Rodríguez Echeverría (1998 - 2002) y Abel Pacheco de la Espriella (2002 - 2006).
En México y Paraguay, países donde un solo partido político fue hegemónico por décadas (el PRI por 70 años en el primero y el Partido Colorado por sesenta en el segundo), fueron partidos demócrata cristianos los primeros en romper con esa larga hegemonía; en México con el triunfo de Vicente Fox proveniente del Partido Acción Nacional y en Paraguay con la victoria de Fernando Lugo del Partido Demócrata Cristiano en coalición con otros partidos políticos. El PAN además dio otro presidente posterior a México; Felipe Calderón.